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     Sombras de la Plaga [Trasfondo de Iliden]

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    AutorMensaje
    Iliden Hojaumbría
    Admin
    Iliden Hojaumbría


    Mensajes : 17
    Fecha de inscripción : 25/02/2018
    Edad : 26

    Hoja de personaje
    Nombre: Iliden Hojaumbría
    Nivel: 6

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    MensajeTema: Sombras de la Plaga [Trasfondo de Iliden]   Sombras de la Plaga [Trasfondo de Iliden] I_icon_minitimeDom Mar 04, 2018 6:54 pm

    El sol iluminaba cálidamente las murallas de Quel'Thalas, como todos los días desde que empezó aquella perpetua primavera. Las noticias habían corrido como la pólvora desde Lordaeron. Arthas Menethil había asesinado a su propio padre, el rey Terenas y ahora se dirigía hacia el norte. Hacia el hogar de Iliden.
    Iliden era un joven adulto, de unos 30 años que trabajaba como herrero en el barrio de los comerciantes. Desde pequeño había aprendido a forjar una espada en compañía de su padre y de su fiel perro, el cual había obtenido de unos comerciantes humanos cuando apenas era un cachorro. Había aprendido a grabar además unas preciosas runas en armaduras y armas, las cuales junto con su resistente acero hacían que fuese uno de los herreros mas solicitados.
    Aquella tarde de un día que sería recordado como fatal, Iliden vagaba entregando unas armaduras de malla recién forjadas y engarzadas a los forestales. Había pasado la anterior semana trabajando duro en tal encargo, y decidió darse un lujo e ir a las murallas a admirar el bosque, que relucía como si de oro se tratase.
    Su fiel can lo acompañaba, y juntos vagaron por entre las almenas, mientras el ocaso se cernía sobre Lunargenta. De repente, al lado sur de la ciudad, se empezaron a escuchar gritos de alarma y la gente clamó en las calles. La Plaga había llegado sin previo aviso a las puertas de Quel'Thalas.
    Cadáveres empezaron a caer del cielo, impactando en las limpias aceras y tiñéndolas de un marrón purulento. Varios de ellos cayeron justo encima de unos desafortunados viandantes, que fueron sepultados bajo ellos emitiendo un sonoro crujido al partirse varios huesos. Los forestales gritaban alarmando a los ciudadanos, pero a la vez eran asaltados por varias gárgolas que intentaban destriparlos, más de una con éxito. Una sonora cadena de golpes sonaban, augurando un destrozado portón sur. Finalmente, quebró, y miles de necrófagos y abominaciones invadieron el interior de la ciudad.
    Al otro lado de la ciudad, Iliden escuchaba los gritos y ruidos de la batalla, pero no alcanzaba a ver ninguna de las atrocidades que estaban ocurriendo en la puerta opuesta a su posición. Sin embargo, instintivamente empezó a correr, y su canino compañero lo siguió tras unos instantes de duda. Al llegar a su casa, Iliden se desplomó en el suelo mientras veía a su padre ser devorado ferozmente por un necrófago. La sangre inundaba todo el piso, mientras la abominable criatura clavaba una y otra vez las garras en el cuerpo inerte de su padre y las llevaba a su mandíbula, una y otra vez, una y otra vez. El suave chapoteo del perro sobre la sangre alertó al necrófago, el cual emitió un ronco gruñido antes de girarse. Se giro bruscamente, y rugió al ver a Iliden.
    Unas voces sonaron en la plaza, donde los necrófagos aún no habían llegado.
    -Koltira!
    Se empezaron a oír ruidos de combate en la plaza, un muerto guerrero y un forestal, enemistados a muerte.
    Mientras, en la casa, Iliden había cogido una espada de la repisa de su casa, y blandía su espada frente al necrófago.
    -Pagaras por esto, pellejo con patas.
    El filo de la espada apuntaba hacia el necrófago, sin dudas, con la fría calma de aquellos que saben que la ira no debe embargar un duelo. El necrófago no dudo ni dos instantes y intentó alcanzar a Iliden con unas garras largas como una pierna de Kal'dorei. Iliden se hizo a un lado, interponiendo la espada en la trayectoria del monstruo, intentando que este se cortase con su propio impulso. El monstruo mostró una inteligencia fuera de lo común en los de su clase, y se apartó levemente de la trayectoria, cortándose apenas unos centímetros de su descompuesta piel.
    Un sonoro crujido interrumpió el duelo, y el techo crujió bajo el peso de varios cadáveres, desparramándose en mitad de los dos duelistas.
    El necrófago entonces atacó a Iliden, aprovechando la confusión y le asestó un tajo en la barriga, dejando ver un reguero de sangre en el suelo. Iliden soltó un grito ahogado y le asestó un poco estiloso corte en la cabeza al necrófago, que cayó al suelo con un golpe seco. Iliden suspiró, y salió por la puerta en dirección al norte, huyendo del ataque.
    En el centro de la plaza principal, se veía la figura de un ¿humano? con brillantes y fulgurantes ojos azules, inclinado sobre el cuerpo de un elfo, el cual yacía desangrándose sobre el asfalto.
    -Ya te he perdonado la vida demasiadas veces, elfo. Empiezas a ser una molestia, por mucha lástima que me des.- dijo el humano, con una voz de ultratumba.
    Entonces hundió la hoja en el pecho de su rival, al ver tal cosa Iliden salió corriendo a duras penas, intentando llegar a una ahora lejana puerta norte.
    Su fiel can le seguía, embadurnado en sangre. Al llegar al recodo de la plaza principal, se topó de bruces con un caballero humano de negra armadura, grabada con motivos óseos, y con unos ojos brillantes como los del humano anterior.
    -Parece que Thassarian no va a ser el único que se divierta.- sacó su espada, la cual brilló con un destello verdoso.- También tendré mi muñequita élfica.
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    Sombras de la Plaga [Trasfondo de Iliden]
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